viernes, 22 de julio de 2016

Poderes curativos

Granitos de tierra pálida
es la herramienta del líquido salado
en el cual yo me he desposado

Por fin lo he comprendido…
he comprobado la teoría
de los poderes curativos
que tiene el agua salada

Es realmente verídico,
“el mar cura las heridas,
aunque estas sean de la bomba 
que impulsa la sangre a mi cuerpo”
sí, del pusilánime corazón

Cuán grande es el enigma de mi mar
tan grande y tan longevo
tan poderoso y tan endeble
tan salado y a la vez tan dulce
cuán sombría es mi ilusión de terminar de conocerte

Eres sin duda, la hipocresía de aquellos que son tristes
la mejor máquina de ejercicio de los atletas
la esperanza de encontrar cosas nuevas
y un gran estanque de existencias

Dulce néctar de la vida…
Con grandes poderes curativos


Anna Robles


Faro de Puerto Ángel Oaxaca
Fotografía de Anna Robles

miércoles, 13 de abril de 2016

Aprieta en el alma

Al empaparme de coraje
y penetrar esas filosas agujas
escudriñando el castigo que lacera mi piel,
siendo yo mi único y fiel verdugo
aquel que acompaña mis días nublados y mis noches más amargas,
comprendo que estás ganas de saciar verdades
este deseo ignoto de acompañar veracidad,
se convierte cada día en mi sueño más preciado
que atesoro en una realidad lejana
en un cuento vacío,
que a modo de estallar abre la epidermis de mi brazo
desbordando un silencio ahogado de recuerdos,
donde mis manos reveladas castigan malvadamente a traición
los brazos que le labran un mañana.

Todos los días sigo pensando en el cáncer que me genera tu presencia
en la peste provocada por tu ausencia
es un maldito sentimiento bipolar
que no logro expresar,
no logro comprender
¿qué será lo que busco?
¿qué será lo que quiero?
Algunas veces sueño con ver tu cara destruida de dolor
otras anhelo que me busques
y con sortilegio se destruya los momentos perturbados
algunas más, solo deseo de mi alma haberte borrado.

Es una horrible tómbola que asesina a mis muñecas
y corrompe mi inocencia,
es tan inmenso el sentimiento que no cabe en mi cuerpo
debo abrirle una brecha 
para que fluya por un sendero
mi antebrazo es la cede, que el filo de esta aguja ha de probar.

De esa forma ensañaré a mi cuerpo que todo sana,
que todo con el tiempo cicatriza y a la normalidad vuelve
que se concentre más en el dolor de una herida latente
a un dolor inerte que no me deja avanzar.

De ese modo quedará advertido que no debe llorar más
grabaré con sangre la palabra que no debe olvidar
la cual es... olvidar

Anna Robles
Crónicas de una persona con automutilación